Toda biblioteca se rige por una serie de códigos que trazan un retrato de sus dueños. Jesús Marchamalo recorre las bibliotecas de una veintena de autores y nos muestra sus obsesiones y secretas manías.
Decía Marguerite Yourcenar que la mejor manera de conocer a una persona es ver sus libros. En el caso de los escritores, conocer sus bibliotecas, sus lecturas, adquiere el interés adicional de explicar su universo literario. Jesús Marchamalo ;el inspector de bibliotecas, le bautizó con poético acierto Antonio Gamoneda; lleva años visitando e inspeccionando bibliotecas de escritores.
En 2011 publicó en Siruela un primer libro dedicado a este tema, Donde se guardan los libros, y ahora presenta esta nueva entrega de sugerente título, Los reinos de papel. Un recorrido por las bibliotecas personales de una veintena de autores a quienes nos acercamos a través de esos pequeños detalles que marcan su relación con los libros: la perrita Lola, de Elvira Lindo, que adoptó un libro de Caravaggio; la celda monacal en la que ha acabado convirtiendo su biblioteca Manuel Vicent; las fotografías de artistas del Hollywood dorado que salpican los estantes de Marta Sanz; el libro que Ezra Pound dedicó, hosco y malhumorado, a Antonio Colinas... Cada una de las bibliotecas que contiene Los reinos de papel traza un retrato original, inesperado a veces, de su dueño, al tiempo que desvela esas historias prodigiosas que guardan en su interior los libros.