Un pueblo llamado Paradise, una casa en el lago y un montón de canciones convertidas en constelaciones. Hannah está a punto de descubrir que no puede elegir no enamorarse.
Hannah no quiere saber nada de Luke, su novio el último verano que pasó en Paradise, ni de Jamie, su estúpido mejor amigo, ni de ninguno de los populares cuando todos estaban en el instituto.
Pero Avery va a casarse y Hannah haría cualquier cosa por su mejor amiga.
Ese es el principio de la historia de Hannah, aunque también podría ser muchas más partes, porque se ha reencontrado de golpe con el chico que más daño le hizo y con el chico al que más quiso. Lo que no espera es que en toda esta locura tendrá de aliado a la última persona que habría imaginado.
Hay veces que creemos que el destino ya lo ha decidido todo… y justo entonces nos equivocamos.